lunes, 13 de septiembre de 2010

Por qué no a mí?

Anoche, mientras intentaba dormir, advertí que nunca me pregunté "¿por qué a mí?". He escuchado que es la primera pregunta que todo padre/madre se hace al momento de recibir la triste, tristísima noticia de que su bebé ha llegado a este mundo con una discapacidad.
No le pregunté a Dios ¿por qué?, ni ¿por que a mí?. Creo que lo tomé como parte del "juego de vivir". Si uno avanza y vive y experimenta... sabe que todo puede ocurrir, todos tenemos posibilidades de que nos toque pasar por determinada experiencia, y por ello, conociendo las posibilidades y probabilidades, es que nunca me pregunte ¿por que a mi?. Tengo la certeza de que la única forma de no experimentar situaciones dolorosas es no avanzar, no vivir, paralizarnos, con lo cual tampoco experimentaríamos las cosas maravillosas que nos da la vida.
Tal vez alguien dude de esta lógica y piense... "no se puede ser tan racional en momentos tan críticos", y quizá tenga razón, solo diré que cuando escuché en el quirófano "es una trisomía 21" no me detuve a hacer un análisis de la situación, simplemente lo acepté y mientras el corazón se me hacía pedazos pensé "era una posibilidad".

3 comentarios:

isabell dijo...

Como Tú, yo nunca me pregunté por qué a mí? Pero si te soy sincera, tampoco nunca pensé que cabía la posibilidad, ni la más remota!
Fué para mí y para mi esposo, una total sorpresa; pero lo aceptamos de inmediato (de hecho le hicimos el Cariotipo meses después, porque no esperabamos que cambiara nada).
Ahora sabemos que ha sido la sorpresa más hermosa de nuestra vida (junto con la de nuestros otros 2 hijos). Pero en el momento! bueno, qué te voy a contar a Tí.
Lo bueno es que ahora somos madres de dos hermosas coincidencias de la vida.
Un abrazo!

Ana Pastor dijo...

Dios, he deseado oir esto toda mi vida. Gracias de nuevo

Anónimo dijo...

Bufff, pues yo sí me lo pregunté y me lo sigo preguntando cada día. Es más, contemplé muchas muchas posibilidades que eran más remotas: no quedarme nunca embarazada, que no estuviera ahí en cada una de las primeras ecografías, que hubiera alguna malformación en la eco de las 20 semanas, que naciera prematuro o muy prematuro... casi todo, salvo una discapacidad. Probablemente porque era demasiado para mí incluso sólo en la imaginación. Pero aquí estamos... viviendo lo inimaginable.
Gracias y besos a la peque

Mamá de SD