viernes, 28 de noviembre de 2008

La noche en que llegó Fiorella

Fiorella nació por cesárea el Martes 29 de julio de 2008 a las 20.33 hs (36 semanas). Si bien la cesárea estuvo desde el principio programada, ese día, luego de un doppler (que dio patológico en lo vascular) se decidió que Fiore debía nacer en las siguientes horas. Yo tenía un hidramnios (exceso de liquido amniótico) y eso estaba comprimiendo a la bebé y a la placenta ¡tenían que sacar urgente a la gorda de la pansa! Ese hidramnios era a causa de la atresia de duodeno que tenía Fiore. Me causó mucho dolor durante casi todo el embarazo, en los últimos meses ya casi no dormía, cambiaba mil posisciones pero el dolor nunca se iba del todo. Por momentos no podía respirar por la presión que me ejercía en el diafragma y la apertura que me estaba causando en la parrilla costal (ese dolor era muy fuerte).
En verdad no encuentro aun las palabras para definir mis sentimientos. Cursé todo mi embarazo con una tristeza de fondo, nunca entendí por qué (hasta esa noche). En cada ecografía me llenaba de alegría ver a Fiore moverse, crecer..., me alegraba sin dejar de estar triste (no sé si alguien puede entender lo que digo). Tenía una gran ansiedad porque naciera, mas que ansiedad era una necesidad de terminar con la incertidumbre, desde que me dijeron que estaba embarazada supe que algo no iba a estar bien, como si lo hubiera presentido, nunca pensé que podía perder el embarazo, desde el inicio tuve la certeza de que Fiore nacería, pero sabía que algo triste iba a ocurrir, algo definitivo. Cuando descubrieron la atresia de duodedeno no me preocupe, era algo que podía resolverse sin consecuencias, mi tristeza no tenía nada que ver con eso, había algo mas, algo que no podría resolverse. Quería que Fiore nazca y verla, para, de una vez encontrar la explicación a mi tristeza. Cuando Fiore empezó a moverse en la pansa yo la acariciaba mientras sonreía y lloraba al mismo tiempo. Esto a Walter creo que lo desconcertaba, y debo decirles que a mí también.
Y la incertidumbre estaba por terminar, a las 18.00 hs me interné, toda mi familia, la de Walter, el padrino de Fiore (Cristian) y la tia postiza (Vivi) estaban en la habitación, éramos 18 personas. Como ya sabíamos que a la gordi la iban a operar y no podríamos tenerla con nosotros por muchos días quisimos intimidad, no queríamos al lado a otra mamá feliz con su bebe, no me malentiendan, no quería ver lo que no podía tener, fue por ello que bloqueamos la cama de al lado y nos quedo un departamento.
Era un clima alegre y espectante, todos estaban muy nerviosos, Fiorella fue muy, muy esperada, y en las ultimas semanas se temió por si lograría nacer, por ello había 17 personas super inquietas y una muy, muy tranquila, con una sonrisa triste, yo, y así me veo en las fotos. Sabía que pronto vería a mi chiquita, que el nacimiento transcurriría sin problemas, pero algo no iba a andar bien.
Cerca de las 20 hs entré en el quirófano, la anestesia fue dolorosa porque no encontraban el espacio en el que debe aplicarse y me pincharon 5 veces, todo lo que hice fue tomar la mano de mi obstetra muy fuerte, y no dije una sola palabra. Cuando me preguntaban si estaba bien solo asentía con la cabeza. Vi que el pediatra alzó los brazos y caminó hacia una mesa de acero inoxidable, lo veía auscultarla en silencio, hasta que muy despacio, para que yo no escuchara, le dijo al anestesista "es una trisomía 21", y lo escuché, el anestesista se dio vuelta y fingiendo que todo estaba de maravillas se me acercó y me preguntó cómo estaba, le contesté "bien" mientras las lágrimas me caían por los costados de la cara, y no pregunté nada, "yo lo sabía". A los dos o tres minutos el pediatra me acercó a mi chiquita, le dí un beso en la frente y con el pensamiento le dije "perdoname hijita".
Me llevaron a la habitación, quedé sola, nadie sabía que yo había escuchado y ya sabía todo. A los pocos minutos llegó Walter con mi obstetra, se sentaron uno a cada lado de la cama, Pablo (mi obstetra) intentó empezar a hablar y al mismo tiempo yo comencé a llorar, entonces Walter dijo "ya lo sabe, ya lo sabe, ya lo sabe" y comenzó a llorar conmigo. Pablo igualmente continuó con lo que venía a decir (como corresponde).
Unos minutos mas tarde entraron mis padres y mis hermanas, todos lloramos y ellos nos dijeron a Walter y a mí "Fiorella es una bebé hermosa y la amamos con todas nuestras fuerzas..." "... este es un camino que vamos a transitar todos juntos...". Luego me preguntaron si quería ver a alguien mas, y la verdad es que no quería, solo necesitaba estar con Walter, pero todas esas personas allí afuera esperaban poder darme algo de ellos para aliviarme, por lo que mi respuesta fue "no quiero ser egoísta, ellos quieren verme, que pasen unos minutos cada uno". Creo que fue un exceso de altruismo, si yo quería estar sola nadie sería capaz de cuestionarlo, pero bueno, así funciono yo, primero pienso en los demás, hasta en situaciones limites como verán. No crean que estoy siendo vanidosa, nada mas lejos de ello, el altruismo en muy pocas oportunidades es una virtud, en las restantes es un atentado contra uno mismo.
Esa noche fue la mas triste de mi vida, solo dormité por momentos y me despertaba creyendo que todo había sido un sueño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola!

Hemos leído todas las entradas y nos alegramos un montón de ver cómo habéis afrontado la llegada de Fiorella!!!

Mucho ánimo y veréis como seguiréis disfrutando cada día de su vida.

Un abrazo de los 4.